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sábado, 25 de abril de 2020

Sin miedo al vacío





Hoy me apetecía un paseo.
Un paseo entre las nubes.
Lo primero que pensé fue en las cadenas y barreras, muros autoimpuestos que me suelen servir de barricadas invisibles y altamente poderosas, que tanto me han costado construir y que de tanto también me han librado. Bueno y malo que más da, si se cierto que no hay bien sin mal ni negro sin blanco, ni luz sin oscuridad, ni castigo sin pecado … Y a pesar de saber y saber nunca me he sentido en absoluto sabia.. Por el contrario siempre me ha gustado errar y vagar entre mis numerosos descalabros, buscando con tesón no se bien el que y sin importarme mucho el cuando. Sabia que reconocería la razón, segura de estar y aceptando el largo plazo, por eso no a existido ansiedad ni inquietud, si acaso alguna lagrima en el trascurso del tiempo en la oscuridad que intuía centraba el corazón de mi luna roja y la leve pena (inevitable) de la soledad a la que la dejé en resguardo.
Hoy fiel a mi propia estela he decidido regalarme un suspiro y sin temores ni pizca de remordimientos me dejo llevar por el trinar de los pájaros…


Con hoy hace cuatro días que me visita un Pajarillo de plumas amarillas cola redonda y pico largo, el primer día acurrucado en el alfeizar de mi ventana medio encogido y asustado se resguardaba del viento y mirando hacia dentro muy quieto y descarado mientras recibe con gusto del astro sol sus últimos rayos
El segundo día y si querer queriendo lo busqué con la mirada mientras releo por quinta, sexta u octava vez ( no se ), una de las obras mas hermosas que con mi alma han conectado, Mas allá del Jardín de Antonio Gala. Y entre suspiro y suspiro ahí estaba él. El pequeño Pajarillo sentado en sus patitas y mirando, ni el dijo pio ni yo dije ni mu y así hasta que el astro rey desapareció y nosotros con el.
El tercer día (ayer) me vi anticipándome a la cita, dejé un pequeño cuenquecito de agua y acomodé con una tela suave esa parte de la estancia donde esperaba que el se posara. Y llegó y se posó con total confianza, yo esperaba libro en mano y acomodada en mi sillón su mirada descarada. Me maravillé con su compañía, la paz que de el manaba y casi rogué en silencio que fuera reciproca tanta
admiración y armonía, y pasó el tiempo que el astro necesitaba para seguir su andar, cuando me di cuenta que aun no había leído la pagina señalada, al mirarlo le vi levantar altanero su cabecita y gorjear ágil y trinar tan rápido que casi me pareció una regañina, “hoy te has distraído! Hoy no has leído! Me marcho!” (pensé)
Y se fue.
Cuarto día. Ahora sentada libro y gafas en mano aquí estoy, ya va bajando el sol y con una sonrisa dibujada en mi cara espero ver, que me regala la vida.


Sin miedo al vacío
Hoy me apetecía un paseo entre las nubes