Una lección de Humanidad en una noche de frío invierno…
Sentado estaba don Silvestre en su escalón preferido del
restaurante de tejado rojo y
ventanales ahumados de la calle La
fuente número 32, La Cuchara de Palo.
El
frío ventisquero de Diciembre, la humedad
del atardecer y el hambre de horas de ayuno involuntario hacían que a don Silvestre, muy acurrucadito,
se le viera a penas asomar su
distinguida nariz aguileña de debajo de un sombrero alado, una
manta que en antaño lució un azul tan cálido como un mes de Mayo cubría su cuerpo cansado y doblado…
Don Silvestre veía pasar la
tarde en su escalón sentado, a ratos
pasaba frío y hambre y sed y sueño, pero eran otros ratos los que le
hacían suspirar, esos que a don
silvestre le caldeaban las mejillas y también las manos, porque un fuego
amoroso nacido de sus entrañas y acompasados por un gran corazón, cambiaban su
estado de ánimo y conseguían que una sonrisa socarrona iluminaran sus ojos claros, haciendo de sus facciones un hermoso cuadro, añejo, con la falta de un diente y un marco de arrugas grisáceas pero que no restaban armonía a un rostro dulce y
delicado
Hoy volaba la imaginación de
don Silvestre mas altanera y joven que
nunca y sus medias sonrisas eran
socarronas y picaras, tal día como
hoy vio su primer amanecer, su primera
luna Nació en el seno de un hogar humilde y amoroso, su padre don Pedro,
zapatero de profesión,
un
padrazo que miraba a su hijo con total devoción, sonreía amorosamente al ver como su pequeño intentaba a duras penas
imitarle a la hora de clavar una suela
agujereada o ponerle la tapa a un tacón. Una sombra de tristeza acusaba en su alma, no poder darle estudios era su mayor dolor pero el bueno de don Pedro
consolaba esas lágrimas no
derramadas con todo el amor que
llenaba su corazón. Era su hijo del alma, jamás le faltó un techo, una manta y
una sopa caliente. Un beso, un abrazo y el calor y la enseñanza para ser
algún día un buen hombre, justo y honrado
Una
gran sonrisa ilumina su cara transformándola
y una lagrima asoma tímidamente de los
ojos claros de don silvestre, al pensar
en su madre, un pinchazo en el corazón
hace que cierre los ojos y vea el rostro
de quien le dio la vida, a quien siempre
le llamó “mi amor”
Doña
Carmen era menudita y discreta, le gustaba cantar bajito cuando hacia las
faenas de casa
Muy
respetada y querida entre sus vecinos, siempre dispuesta, amorosa,
detallista y con un don altamente contagioso
por cuantos la rodeaban, nunca tenia penas
Si no
había jabón, sol agua y sosa blanca, si una tela se rompía, pues ya tenemos pañuelos
pañitos o parches para zurcidos y
si hoy no hay más que pan aceite y leña,
no tengáis pena que pronto os preparo una sopa de ajos que quita el sentío , quien tiene penas con la
barriga llena?
Doña
Carmen el treinta y uno de Diciembre cuando
vio por primera vez la carita de su pequeño dijo… Hijo de mi corazón, nací por
ti tu eres mi bien y mi dicha, hoy día de San Silvestre y así te llamarás
porque naces con el nuevo año y para mi tu eres nueva Vida.
Y fue que el pequeño Silvestre abrió los ojos
y doña Carmen sintió la sangre recorrer sus venas como lava liquida, eran tan hermoso y con tanta
luz en esos ojitos azules como el mar…
Esta
anécdota le contaba doña Carmen una y otra vez a su hijo, durante años
alimentando el lazo que aun hoy sigue uniéndolos en la distancia. Don Silvestre
recuerda la ida de sus progenitores, las
dolencias la guerra, la posguerra, la
necedad del ser humano por alcanzar lo que
posee su hermano y no entiende. Cierra
la puerta al recuerdo macabro y se
abraza a la imagen de quien le
llamaba “mi amor” y siente que
una paz inmensa le da fuerzas y
calor en esa noche navideña. Ha sido una
vida dura, larga y difícil pero tan llena, que don Silvestre cada año por estas
fechas cumple con el ritual y sopla
aunque solo sea una llamita que enciende
sobre una rama seca.
Algo
llega a los oídos de don silvestre que
distrae su atención, son cánticos, chiquillos que corretean cantando
villancicos con zambombas y panderetas,
cuanta algarabía de ilusión y ánimo de
felicidad, que hermosa la inocencia. Lejos de molestar a don Silvestre y
contagiado por la chiquillería saca una vieja armónica de un roído
bolsillo y hace sonar acordes de antiguos villancicos. A
poco de empezar a sonar, don Silvestre se ve rodeado de los muchachos que
cantan, ríen y bailan haciendo sin saber
de este momento un hermoso regalo de
Navidad para este Ser que buscando una
estrella en el cielo, da gracias
silenciosamente al infinito por
permitirle este momento de felicidad .Todos
entonan cánticos dulces de Amor y
Paz haciendo de esta, una tarde para don
Silvestre muy especial
Poco
a poco la música va sonando más lejana y
los chiquillos siguen caminando calle abajo con sus cánticos llenos de buenas intenciones.
Se
hace de nuevo el frío y el silencio, pero no el desanimo. Don Silvestre recuerda que en su humilde casita le espera
una rica y calentita sopa de ajos y un vasito de vino y con la sombra de una tierna
sonrisa se despereza y decide volver a
su hogar. Un día más
Unos
pasos y el ruido de llaves le alertan de que llegó la hora y el restaurante La Cuchara de Palo comienza
a cerrar luces y puertas hasta un próximo día
Don
Silvestre comienza a levantarse y al
doblar su mantita ve que el dueño del
restaurante le pone a sus pies, una
servilleta mugrienta con restos de una carne guisada que mas que carne
contiene huesos de pollo y alguna q otra
zanahoria desmenuzada… “Buenas noches
don Silvestre tenga usted buenas fiestas y aquí le dejo algo para que acompañe su mesa”…
Don
Silvestre agradecido se quita el
sombrero y con la sonrisa de quien es buen nacido, da las gracias y del
parque contiguo al restaurante corta una
rosa, la más fresca y hermosa que
vio y volviendo a su sitio
se la ofreció al dueño del restaurante diciendo … “Cada quien da lo que tiene en el corazón, tenga las
mejores pascuas, Salud y Paz no falte en su casa y en su mesa
esta flor, maravilla de la Madre Naturaleza, vaya con Dios”
Y con paso firme y despacito va don Silvestre
a su hogar con
los ojos mirando al cielo y las
manos calentitas, sin frío en el alma a
tomar su sopita de Navidad…………….
***Desde
mi balcón para todos/as, mis mejor deseos para este año que hoy comienza
Entre
todos un mundo mejor es posible